No eres lo que creía, eres una persona tan insegura, que debes hundir a los demás para destacar. Debe ser porque has vivido en un mundo lleno de envidias y traiciones, me da pena por ti, pero no es asunto mío y no tengo por qué soportarlo.
Quisiera terminar nuestra relación, pero como te prometí que nunca te voy a dejar, simplemente voy a esperar a que tú te aburras de mí y me patees.
Claramente esta relación no tiene ningún futuro, tú no eres lo que necesito, el alacrán siempre sigue su instinto de picar aunque su supervivencia dependa de ello y yo no estoy hecha para la vida sencilla que me ofreces. Prefiero mil veces vivir a la sombra de mis papás que pasar pellejerías contigo.
Me molesta que no tengas horarios, que no seas constante, que te encuentres con cualquier persona a cualquier hora. Eres ignorante en cosas que son básicas para mí, como el alfabeto griego, y yo soy ignorante en cosas que son básicas para ti, como conceptos de religión o espirituales.
Lo pasamos bien juntos y creo que esta es como una aventura de adolescentes de 15 años, pasarlo bien sin importar el mañana. Ése es el camino a seguir.
Sé que puedo hacerte mucho mal y prefiero ahorrártelo. Tal vez si no nos podemos ver en meses, te aburras de mí y decidas dejarme. Sería lo ideal.
De lo contrario, seguiremos jugando en nuestro pequeño mundo a bailar el tango de la rebeldía.
Por ahora, voy a retomar mi vida donde la dejé, dedicarme a mi familia y mis amigos (los que tenía antes de conocerte).
Eres una persona absolutamente inmadura, que nunca va a cambiar. Eres un niño, necesitas que te atiendan y crees que lo mereces por ser un genio. No lo eres, le achuntaste a un nicho y sabes mucho técnicamente del software en el que te especializaste, pero eso no te convierte ni remotamente en un genio (ni siquiera sabes sacar el 10%). Bueno, tal vez si te comparas con tus vecinos, pero en términos de mi círculo de amistades y en ambiente en que me muevo, no pasas de ser un operario más.
Me carga que me lloriquees tu flojera y que esperes que casi te premie el que te dé lata ir a la oficina. Justificas tus flojeras con que sigues los principios de la humildad y austeridad, pero en el fondo eres tan consumista como cualquiera.
Creo que te casarías conmigo por conveniencia, para que te mantuviera e hiciera las tareas domésticas que hoy hace tu mamá. En el fondo, quieres una mamá proveedora, pero yo no estoy dispuesta a darte mi vida para nada, definitivamente no.
Julio de 2008
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