En medio de esta desolación
te veo, amor,
eres el oasis,
eres la nota más alta de la escala musical,
eres la sombra y lafruta que ansío choree por mi cara,
la que cruje entre mis dientes
y calma mi sed,
la fruta que, golosa, me deleita
con frescura de mañanas después del desayuno,
buscándonos con las fauces
sangrantes de deseo
por algo más allá
de nuestras cabezas finitas.
Uno horizonte limpio
me impulsa a correr
hacia tus espacios llanos,
que gritan mi nombre
con desesperación
de niños hambrientos,
que me colman de calor
y de codicia,
que me llaman a vivir
esa cosa que llaman amor
y que nunca supe qué era,
hasta encontrarme parada
en el desierto
y vislumbrar el verdor
del agua
y oler los mangos y
manzanas maduras,
brillando en plenitud.
Corrí hacia el replandor
y era óptimo,
era mejor que cualquier cosa,
mejor que yo misma ahí parada,
con los ojos destilando emociones
desconocidas y audaces.
Ampliamente abierta
al embeleso de tu dulzura
comí y sigo comiendo,
aprisionando en mis manos
el jugo de tus entrañas
firmes y palpitantes
que se encaraman en mis años
de no conocerte
y vivir aquí, en la soledad eterna
1999
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